sábado, 21 de febrero de 2009

II: DOS HOMBRES Y DOS HISTORIAS

Yo soy Fr. Julián Surco. Entré en la Orden de San Agustín hace 10 años, y pertenezco al Vicariato San Agustín de Apurímac del Perú. Toda mi formación la realicé en la ciudad de Trujillo y el noviciado en la ciudad de Lima, actualmente estoy en Roma haciendo una licenciatura. He conocido de cerca toda la labor pastoral de los padres Héctor y José. De ellos guardo bellos recuerdos y sobre todo enseñanzas de vida, y eso he tratado de plasmar en estas líneas.

apurimacDos hombres entrelazados por un fin, de difundir el reino de Dios en medio de los pobres; dos historias paralelas, que se hicieron una, bajo el sol dorado en días apurimeños; dos corazones ardientes y enamorados por hacer presente el amor infinito de Dios; y dos vidas que vieron emerger el amor, cual campesino que se despereza cada mañana al alba, para recomenzar sus tareas milenarias y sembrar en los surcos sus sueños e ilusiones. Dos hombres que surcaron los mares indómitos, los ríos caudalosos, los valles profundos y las punas solitarias; dos hombres que hicieron su patria cerca del cielo, allá en los andes apurimeños, lejos de sus tierras y los suyos; dos hombres que no escatimaron esfuerzos, frente a la gran labor evangelizadora. Ni los contratiempos, ni el idioma, ni los climas cambiantes, ni los años acumulados sobre sus espaldas pudieron frenar sus arduos afanes.river-apurimac

Por eso, cuando mis versos chirrían pena, cuando mi camino se torna confuso y oscuro, cuando me falta el ánimo, cuando la soledad parca invade mi alma frágil, cuando me faltan las fuerzas y mis días se vuelven grises atardeceres. Sus recuerdos de risas inocentes, de anécdotas fantásticas y sueños otoñales; me acompañarán en mi sendero por los profundos y profanos andes de Apurímac; por donde ustedes recorrieron, a media tarde, riendo, el sol en su andar al poniente. Con el sudor bañado y la alegría adornada, cantando y silbando porvenires por siempre. Y junto al gemir de los vientos del sur, en agosto, las lluvias tempranas de septiembre y el olor a cosecha de mayo; aflorarán consejos añejos que de ustedes tengo frescos.

apurimacLo que han sembrado está germinando, como el maíz de octubre, como el trigo de diciembre y las flores más bellas de aquel prado en enero; acariciado por el sol serrano y sagrado, empapado por los aguaceros matutinos e iluminados por las noches estrelladas y silenciosas, y de a poco estarán listas para la cosecha, y ahí comenzará la fiesta y el jolgorio, entonces ustedes estarán felices y dichosos y se dormirán tranquilos con la sonrisa amplia en los labios.

Padres, sus palabras aún retumban en los tímpanos agudos de los campesinos, están todavía calientes, como cuando después de una lluvia nocturna la pachamama (madre tierra) recibe los primeros rayos del sol filtrándose entre las nubes que ascienden. Lo que hicieron por estos lares está emergiendo bajo la mirada atónita de los viandantes peregrinos no sé a qué lugar. Los ecos de sus voces se sienten aún en los valles profundos, en las punas alejadas y en los corazones dispuestos a embarcarse por estos caminos, que conducen a la vida, la esperanza, el amor y a Dios.

hectorPadre Héctor y Padre José, los pobres, los niños y los ancianos preguntan sin cesar por ustedes, y sospechan sus inminentes partidas, allá donde siempre tuvieron las miradas puestas. Y se dicen: “¿Ahora quién?, ya no tenemos a nuestros padres, a nuestros amigos y protectores”. Y entonan un ayataki (canto fúnebre) en un runasimi (quechua) profundo; mientras encienden una vela a Taytacha Patrón Santiago (Patrón Santiago) y a Mamacha Asunta (Virgen Asunta), suplicando su protección e intercesión.